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LETRAS HUECAS

TAL DÍA COMO HOY...

Tal día como hoy, hace 703 años, nacía Petrarca. Tal día como hoy, pero hace 507 años, Isabel la Católica decretaba que se devolviera a todos los indígenas a sus tierras de origen.

Tal día como hoy, hace 84 años moría Pancho Villa en estado de Chihuahua. Tal día como hoy hace 38 años Neil Armstrong daba los primeros pasos sobre la Luna.

Y tal día como hoy, hace un año, empezó su andadura Letras Huecas. Un millón de gracias a todos los que, de una u otra manera, habéis ayudado a que esta aventura siga en pie.

POSGUERRA

Disfrutabas viendo cómo me las arreglaba para sobrevivir día tras día, noche tras noche. Te enamoró que pintase tu piel con mi sudor, que me perdiera en el loco baile de tus dedos, encandilarme al compás de tu respiración.

Así fue como me permitiste entrar en tu cuerpo, trabajar en tu cuerpo, soñar en tu cuerpo, alimentarme en tu cuerpo, crecer en tu cuerpo.

Recuerdo que a veces me decías que un día dejarías de permitirme entrar en tu cuerpo, y simulabas un muro a tu alrededor, pero siempre llegaba hasta ti. Algunos días, hasta me concedías permisos temporales para permanecer en tu cuerpo e incluso me amenazabas con que el permiso podría no ser prorrogable.

Y yo, te dejé entrar en mi cuerpo, te ofrecí los mejores rincones de mi piel para que te alojaras en mi y puse mi alma a tu disposición, derruyendo mis defensas, arrasando las fronteras entre la amistad, el amor, la pasión y la entrega incondicional.

Al final, te decidiste y levantaste una barricada a tu alrededor. Un muro para evitar que me acercase. Como si no supieras que cuando la guerra termina, a los vencidos sólo les queda empezar la reconstrucción de su tierra, arrasada por el dolor de la pérdida y la ausencia de los que no volverán.

LA NOCHE

La noche cómplice más de una mil y una historias
la noche en que te vi, se grabó en mi memoria

La noche de San Juan donde queman los recuerdos
esa noche fue tu magia quien convirtió, mis secretos en tus besos

La noche en que tus manos abrieron todas las puertas
la noche en que tus dedos hicieron recta la senda

La noche de San Juan donde queman los recuerdos
esa noche fue tu magia quien convirtió, mis secretos en tus besos

EN TUS BRAZOS

Me cogiste de la mano y salimos a la calle. Empezamos a andar sin hablar. Tu brazo sobre mi hombro, acercándome hacia ti.

No decías nada. Sólo estabas allí, conmigo, abrazándome.

Notabas la tristeza en mi ojos, en mi sonrisa, ya no estaban como antes y querías que yo supiera que tú estabas allí, conmigo. Yo lo sabía... lo notaba y te lo agradecía. Estabas allí sin preguntas, sólo dándome tu apoyo.

Estar en tus brazos es como volver a casa.

CUESTIÓN DE TIEMPO

Cuando nos ponemos (nos ponen) en la situación de tener, por fuerza, que retractarnos de cada promesa, de cada beso, cuando no nos queda otra opción que apoyar la rodilla en el suelo y suplicar que venga el olvido a intentar disimular nuestras cicatrices, porque la decepción ya no desazona, sino que duele, hay darle la vuelta al alma como un calcetín.

Porque no sólo tenemos que renunciar a lo que emprendimos, sino también a lo que somos.

Y ser otros. Cuando cambian nuestras metas nosotros mismos debemos cambiarnos. Ya no tienen sentido nuestros viejos gustos, nuestras viejas costumbres, nuestros viejos métodos. Aquello que antes nos valía ha demostrado que ya no sirve, no nos favorece.

Persistir en el error es estúpido. Y es un lastre que no nos deja avanzar. ¿Que qué haces con todo el dolor que aún te queda dentro? Olvidar siempre es sólo cuestión de tiempo.

COMO CUANDO TENÍAMOS 25

¿Y si no podemos volver a amar como cuando teníamos 25?

Ahora que somos más viejos y más sinceros, ahora que los años nos han dado un par de lecciones fundamentales, ahora que por primera vez empezamos a reconocer el olvido (hasta hace poco, todavía no nos olvidábamos de nada). ¿No será que hemos madurado aunque nos sigamos comportando como adolescentes?

En aquella época todo era eterno: amábamos para siempre y odiábamos para siempre. Pero teníamos veinticinco años y no nos dolía la cabeza después de unas copas de más, ni nos costaba cambiar el aire después de correr.

¿Será que a medida que crecemos las cosas se vuelven más y más irreales? ¿Será que a medida que crecemos las cosas se vuelven más y más reales?

¿Y si no podemos volver a amar como cuando teníamos 25?

TARDES DE DOMINGO

"El Buen Combate es aquel trabado porque nuestro corazón lo pide. En las épocas heroicas, en el tiempo de los caballeros andantes, esto era fácil: había mucha tierra para conquistar y mucho por hacer. Hoy, sin embargo, el mundo ha cambiado y el Buen Combate se ha trasladado desde los campos de batalla hasta  nuestro propio interior.

El Buen Combate es aquel que se libra en nombre de nuestros sueños. Cuando éstos estallan dentro nuestro en todo su vigor - en la juventud -  tenemos mucho valor, pero aún no hemos aprendido a luchar. Después de mucho esfuerzo, terminamos aprendiendo, pero entonces ya no tenemos el mismo coraje. Por eso, nos volvemos contra nosotros mismos, y nos transformamos en nuestro peor enemigo. Decimos que nuestros sueños eran infantiles, difíciles de realizar, o fruto de nuestra ignorancia de las realidades de la vida. Matamos nuestros sueños porque tenemos miedo de  librar  el Buen Combate.

El primer síntoma de que estamos matando nuestros sueños es la falta de tiempo. Las personas más ocupadas que conocí en mi vida siempre tienen tiempo para todo y para todos. Las que no hacen nada están siempre cansadas, no terminan el poco trabajo que han de realizar y se quejan constantemente de que el día es demasiado corto. En realidad,  ellas tienen miedo de saber a dónde conduce el misterioso camino que pasa por su aldea.

El segundo síntoma de la muerte de nuestros sueños son nuestras certezas. Porque no queremos aceptar la vida como una gran aventura a ser vivida, pasamos a creernos sabios, justos y correctos. Miramos más allá de las murallas de nuestro mundo organizado, donde la ciencia y la filosofía ya tienen todas las respuestas, donde todas las dudas ya fueron resueltas por las ideologías, juicios y prejuicios. Miramos y vemos las grandes caídas y las miradas sedientas de conquista de los guerreros, oímos el ruido de las lanzas que se quiebran, sentimos el olor de sudor y pólvora. Entonces decimos, desde lo alto de nuestras torres de marfil: "Ellos no saben lo que yo sé".

Con esa actitud arrogante jamás percibimos la alegría, la inmensa alegría  que existe en el corazón de quienes están luchando, porque para ellos no  importa ni la victoria ni la derrota, sino solamente mirar al mundo como si fuese una pregunta - no una respuesta - y a través de esa pregunta  intentan dignificar sus vidas. Raul Seixas describe bien la alegría en el corazón de los guerreros al escribir: Prefiero ser una metamorfosis ambulante que tener aquella vieja opinión formada sobre todo.

Finalmente, el tercer síntoma de la muerte de nuestros sueños es la Paz. La vida pasa a ser una tarde de domingo, sin pedirnos grandes cosas, y sin exigir más de lo que queremos dar. Consideramos entonces que estamos maduros, dejamos de lado las fantasías de la infancia y conseguimos nuestra realización personal y profesional. Nos sorprendemos cuando alguien de nuestra edad dice querer aún tal o cual cosa de la vida. Pero, en verdad, en lo íntimo de nuestro corazón, sabemos que lo que   sucedió fue nuestra renuncia a la lucha por nuestros sueños.

Cuando encontramos la paz, tenemos un corto período de tranquilidad. Pero los sueños muertos comienzan a pudrirse dentro nuestro, y a infestar el ambiente en que vivimos. Comenzamos a volvernos crueles con aquellos que nos rodean, y finalmente pasamos a dirigir esa crueldad contra nosotros mismos. Surgen las enfermedades y las psicosis. Lo que queríamos evitar en el combate  - la decepción y la derrota - pasa a ser el único legado de nuestra cobardía. Y, un buen día, los sueños muertos y  podridos tornan el aire difícil de respirar y pasamos a desear la muerte, la muerte que nos libre de nuestras certezas, de nuestras ocupaciones y de la paz de las tardes de domingo."

El Buen Combate. Paulo Coelho.

PÉRDIDAS

A veces, alguien muere y te deja  un agujero en el alma que no podrá ser tapado con nada. Pero por cada uno de ellos hay cien personas que se quedan y te acompañan, te sostienen, haciendo los tiempos difíciles menos crueles, y por eso seguimos.

Otras veces se abre una grieta en medio de lo que solíamos llamar familia, una grieta que no podrá recomponerse. Pero hay también pedazos de familia que aparecen para recordarnos para qué es, que sirve compartir una parte de la sangre y los recuerdos y que vale un abrazo cuando sale de dentro.

Una sombra pasa cuando pensamos en los amigos que no están y que ya no estarán nunca más para otro café, pero hay amigos, que aunque anden lejos, se las arreglan para traer con ellos la ternura, las palabras de aliento y nos impulsan a no abandoarnos porque se niegan a abandonarnos ellos.

Hay miedo y soledad, pero también hay un amor que no me desampara, que no falta, que me calienta las manos y me seca las lágrimas sin pretender que deje de llorarlas. Hay un amor que tiene, como todos, más de una pelea y unas cuantas manías que desesperan, pero las tiene en medio de una lista de virtudes que parece no terminar nunca.

Por eso las mañanas siguen teniendo luz y alguna que otra flor. Por eso nos negamos a converitrnos en fantasmas solos y desesperanzados, por que las pérdidas -ésta y las que vengan- son sólo una parte de este cuadro que tiene tanta luz y muchos colores que la gente mantiene vivos a base de cariño.

No hay palabras para agradecer eso. Nunca hay ocasión de expresar cuánto importa. Pero, de todos modos, hacemos el intento de decirlo: gracias.

CUANDO VUELVAS

Cuando vengas modificaré la clave de acceso a mi corazón y te la susurraré al oído, el día que aparezcas. Cuando vuelvas, quemaré los negativos de las fotos de las tormentas pasadas.

Si llegas, asfaltaré el camino a casa con trozos de meteorito azul, para que nunca te pierdas. Cuando llames a mi puerta, me sorprenderás tejiendo o destejiendo lo tejido, dependiendo de que sea de día o de noche.

Sólo sé que la luz de mi ventana te recibirá despierta, fundida de reproches, insomne de impaciencia. Pero sólo sucederá cuando vuelvas.

CORRIENDO

A veces la vida va tan rápido que vivirla y escribirla al mismo tiempo se hace complicado. Por eso desde primeros de año he tenido estos vacíos en los que han pasado semanas sin escribir, pero es que las horas y los días ya no son como antes.

En este tiempo he aprendido a comer de pie, solucionando mil problemas, he tenido que ver mi cama pocas horas a la semana, el teléfono se volvió el método más efectivo para acercarme a los míos y los kilómetros hasta casa eran cada vez más.

Pero también he ganado risas y buenos momentos, nuevas caras y nuevas calles, he visto cómo pueden llegar seres a nuestra vida que hacen un paréntesis en ella.

Han pasado tantas cosas que no he tenido tiempo ni de escribirlas...

DIFÍCIL DECISIÓN

Y al final, le borré del messenger. Es el final de una historia que pensé que nunca tendría final y que tuvo el final que hoy en día equivaldría a una pena de muerte virtual: la eliminación del MSN.

Con un cimple click lo eliminé, lo que significa algo así como enterrarle vivo, el click que lo elimina como si fuera ola que rompe en la orilla y regresa al mar sin dejar rastro y todo con un simple movimiento del ratón. Te elimino, te asesino, te evaporo, te entierro en el olvido, te condeno al silencio para siempre, te sepulto... y sólo con un click. Eliminar contacto. No admitir. Ya no existes, ya ni eres ni serás, te has perdido en la red, ni sabré ni si estás o no conectado. No estaré pendiente de si entras o no, si me saludas o no, porque te he condenado al ostracismo.

Y fue una decisión dura, muy dura, posiblemente una de las más complicadas de mi vida. Pero lo medité, lo maduré, valoré las posibles implicaciones, y lo hice. Fue una decisión sensata y madura... que duró exactamente cinco minutos, los que tardé en volver a admitirle. Pese a todo, le sigo considerando un amigo, y estaré pendiente de si entra, o si sale, de si me saluda o no, y aunque el engaño no es bueno, y nunca lleva a buen puerto, seguiré engañándome pensando que aún te importo.

TIRAR LA TOALLA

Siempre me ha gustado más la expresión tirar la toalla, que rendirse. En el fondo tienen el mismo significado, pero creo que es menos derrotista, porque uno no tira la toalla para quedarse tal cual, la suelta para coger otra; es quitarse el pijama, calzarte tus zapatos de tacón y salir a la calle para volver a correr, para seguir andando, aunque sea en otra dirección.

¿Cómo sabe uno que ha llegado el momento de tirar la toalla?. Tirar la toalla, ¿es de valientes o de cobardes?

Cuando uno empieza a hacerse estas preguntas desde el lunes, y el viernes por la tarde, se las sigue haciendo… y pasa una semana, y llega de nuevo el viernes y entre cañas y hamburguesas sigue pensando en trazar la línea en el mapa que le ayude a huir, ¿es entonces el momento? ¿es huir o es seguir andando en la misma dirección?

Esto de huir y empezar otra vez, ¿depende de la naturaleza de cada uno? A veces me pregunto si algunos tenemos algo en el espíritu que nos impide estarnos quietos o es que realmente nos lo merecemos.

Aire, aire... necesito aire.

SE QUEDAN CONMIGO

Cuando te fuiste pensé que te llevarías contigo mis palabras, dichos, refranes, canturreos, susurros y secretos. Pensé que me quedaría muda, ciega y sorda. Peor aún, pensé que me quedaría cuerda.

Pero anoche, cuando la luz de quienes me cuidan se colaba bajo la puerta entendí que en realidad no es que te hubieses llevado todo, sino justamente lo contrario: habías dejado todas mis palabras por ahí, dispersadas por la alfombra, como un rompecabezas esperando ser armado.

Más por curiosidad que por ganas, me levanté de la cama y busqué bajo el sillón una caja nueva de piezas y las lancé al techo para ver qué pasaría con ellas. Chocaron unos contra otras, se perdieron en el aire por un instante y cayeron al suelo. Unos cuantos golpes en los bordes y un poco de dolor en el centro pero, en contra de lo que yo pensaba, siguen vivas y deseosas de armar textos.

Así que, desde entonces hasta no sé cuándo, te escribiré cada tres décadas o dos minutos, te desescribiré nunca o para siempre, te amaré y desarmaré, haré de ti y de mi, playa o mar.

Llévate lo demás. No importa. Mi locura y mis letras se quedan conmigo.

PERLAS

Las perlas pierden su brillo si no las usas. En eso son como las personas, necesitan el contacto con la piel. 

BRING ME BACK...

BRING ME BACK...

Bring me back to the place where dreams come true...

Foto cortesía de Wao

SI ENTENDIERAS

Si entendieras que lo que yo sentía era verdadero...
Si entendieras que destruiste mi corazón en cientos de fragmentos que gritan tu nombre
Si entendieras que por primera vez me había ilusionado con el futuro
Si entendieras que ahora nada me emociona como antes
Si entendieras que ese juego cruel de querer que me odies... es sólo la forma de tratar de seguir adelante...
Si entendieras que soy yo la que ha perdido... y tú el triunfador... a pesar de querer hacerte creer que me has perdido por completo
Si entendieras cuán profundo es este dolor...
Si entendieras que mis noches son tuyas... y que mis sueños están empapados en ti...
Si tan sólo... hubieras podido entender alguna vez lo que traté de decirte...

TE SENTÍA SIEMPRE TAN CERCA...

Te sentía siempre tan cerca... Con las manos me abrías el pecho y me soplabas por dentro. Luego me cosías, despacio, como un artesano, punto a punto, yo sentía la aguja y dolía. Dejabas dentro tu aliento, calentándome el alma, entibiándome el cuerpo.

Tú me soplabas y yo era una flor, mi polen volaba y mi sangre corría.

Después, cuando no estabas, sólo quedaba la herida, punto a punto, yo la sentía y dolía. Sentía el frío que sigue al aliento y dolía, todo dolía cuando no estabas, hasta el aire dolía...

ADIÓS

Ya no preguntes, no hay una razón
fue como si perdiera el corazón,
yo te quise tanto y hoy me siento la mitad
se perdió la magia y no la supe rescatar

Quiero enseñarte a despertar sin mí,
verás que hay música después del fin.
Tú mereces más que las migajas que te doy
antes de que sea tarde me voy.

Hoy solo digo adiós,
te dejo en paz,
te devuelvo el sueño que no pude hacer real.
Nos quisimos tanto y nos herimos mucho más
y este es el final,
por eso digo adiós,
te dejo huir,
el amor que tú me diste en mi se quedará.
Duele tan profundo y yo he perdido hasta la fe
y será mejor sólo decir adiós.

Hoy en mis manos traigo una verdad,
yo te regalo otra oportunidad
para que a tus fríos labios vuelva el color,
para que a tu vida llegue el amor.

BIENVENIDO, 2007.

La vida sigue aunque termine el año. No pienso que tengo que respirar, sólo lo hago. Sé que respiraré aunque no me lo proponga. La vida es una eterna sucesión de vidas, de ayeres y mañanas pero, sobre todo, de hoy.

De hoy, que no tiene plural. Quise ponerlo, pero no lo encontré, porque sólo hay uno. Sólo hay un hoy: hoy te veo, hoy quiero, hoy amo, hoy río, hoy sueño, hoy me despierto, hoy te llamo, hoy gozo, hoy soy yo. Hoy respiro, aunque no me lo proponga.

Sólo hoy lo hago, porque después de este instante ya no séra ahora, sino hace un momento, hace siglos o segundos. Será ayer. Para el caso, es lo mismo, tras hoy ya todo entra en tiempo pasado, perfecto o imperfecto. O en posible futuro. Imperfectamente perfecto.

Ayeres y mañanas hay muchos, felices, tristes, inolvidables, dolorosos, sorprendentes, acalorados, sinceros, opacos, esperanzadores... hay tantos ayeres de todo color y tipo; hay tantos mañanas que no existen todavía sino en el deseo de cada uno...

Hoy sólo hay uno. Hoy se cierra una etapa, cierro un ciclo. No sé qué me trae el año nuevo que empieza en unas horas pero, sea lo que sea, tiene las puertas abiertas.

FELIZ AÑO 2007.

MENTÍ EN TODAS MIS RESPUESTAS

Y si te lo digo, es porque tú lo supiste desde siempre;

tenías esa forma sutil de saber lo que estaba pensando,

de imaginar  mis pies buscándote bajo las sábanas,

y de adivinar, siempre atinando, los sonidos de mi mirada.

 

Fuiste el único al que le permití ver

dentro, fuera, de cabeza, de lado y de espaldas

los misterios, secretos y verdades de esta mujer alada.

 

Dejo mis recuerdos guardados en el cajón,

porque la verdad es que no soporto la idea

de volar con las alas rotas, durante la noche sin ti,

la única persona capaz de vivirme o matarme.

 

Me preguntaron por qué me iba…

y mentí en todas y cada una de mis respuestas