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LETRAS HUECAS

PÉRDIDAS

A veces, alguien muere y te deja  un agujero en el alma que no podrá ser tapado con nada. Pero por cada uno de ellos hay cien personas que se quedan y te acompañan, te sostienen, haciendo los tiempos difíciles menos crueles, y por eso seguimos.

Otras veces se abre una grieta en medio de lo que solíamos llamar familia, una grieta que no podrá recomponerse. Pero hay también pedazos de familia que aparecen para recordarnos para qué es, que sirve compartir una parte de la sangre y los recuerdos y que vale un abrazo cuando sale de dentro.

Una sombra pasa cuando pensamos en los amigos que no están y que ya no estarán nunca más para otro café, pero hay amigos, que aunque anden lejos, se las arreglan para traer con ellos la ternura, las palabras de aliento y nos impulsan a no abandoarnos porque se niegan a abandonarnos ellos.

Hay miedo y soledad, pero también hay un amor que no me desampara, que no falta, que me calienta las manos y me seca las lágrimas sin pretender que deje de llorarlas. Hay un amor que tiene, como todos, más de una pelea y unas cuantas manías que desesperan, pero las tiene en medio de una lista de virtudes que parece no terminar nunca.

Por eso las mañanas siguen teniendo luz y alguna que otra flor. Por eso nos negamos a converitrnos en fantasmas solos y desesperanzados, por que las pérdidas -ésta y las que vengan- son sólo una parte de este cuadro que tiene tanta luz y muchos colores que la gente mantiene vivos a base de cariño.

No hay palabras para agradecer eso. Nunca hay ocasión de expresar cuánto importa. Pero, de todos modos, hacemos el intento de decirlo: gracias.

1 comentario

Alicia -

La verdad es que tienes mucha razon, pero a veces, la soledad deja un rastro tan frio que no puede calmarse tan facilmente con el calor que te rodea. Algunas veces. Es dificil.