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LETRAS HUECAS

Demonios

POSGUERRA

Disfrutabas viendo cómo me las arreglaba para sobrevivir día tras día, noche tras noche. Te enamoró que pintase tu piel con mi sudor, que me perdiera en el loco baile de tus dedos, encandilarme al compás de tu respiración.

Así fue como me permitiste entrar en tu cuerpo, trabajar en tu cuerpo, soñar en tu cuerpo, alimentarme en tu cuerpo, crecer en tu cuerpo.

Recuerdo que a veces me decías que un día dejarías de permitirme entrar en tu cuerpo, y simulabas un muro a tu alrededor, pero siempre llegaba hasta ti. Algunos días, hasta me concedías permisos temporales para permanecer en tu cuerpo e incluso me amenazabas con que el permiso podría no ser prorrogable.

Y yo, te dejé entrar en mi cuerpo, te ofrecí los mejores rincones de mi piel para que te alojaras en mi y puse mi alma a tu disposición, derruyendo mis defensas, arrasando las fronteras entre la amistad, el amor, la pasión y la entrega incondicional.

Al final, te decidiste y levantaste una barricada a tu alrededor. Un muro para evitar que me acercase. Como si no supieras que cuando la guerra termina, a los vencidos sólo les queda empezar la reconstrucción de su tierra, arrasada por el dolor de la pérdida y la ausencia de los que no volverán.

DIFÍCIL DECISIÓN

Y al final, le borré del messenger. Es el final de una historia que pensé que nunca tendría final y que tuvo el final que hoy en día equivaldría a una pena de muerte virtual: la eliminación del MSN.

Con un cimple click lo eliminé, lo que significa algo así como enterrarle vivo, el click que lo elimina como si fuera ola que rompe en la orilla y regresa al mar sin dejar rastro y todo con un simple movimiento del ratón. Te elimino, te asesino, te evaporo, te entierro en el olvido, te condeno al silencio para siempre, te sepulto... y sólo con un click. Eliminar contacto. No admitir. Ya no existes, ya ni eres ni serás, te has perdido en la red, ni sabré ni si estás o no conectado. No estaré pendiente de si entras o no, si me saludas o no, porque te he condenado al ostracismo.

Y fue una decisión dura, muy dura, posiblemente una de las más complicadas de mi vida. Pero lo medité, lo maduré, valoré las posibles implicaciones, y lo hice. Fue una decisión sensata y madura... que duró exactamente cinco minutos, los que tardé en volver a admitirle. Pese a todo, le sigo considerando un amigo, y estaré pendiente de si entra, o si sale, de si me saluda o no, y aunque el engaño no es bueno, y nunca lleva a buen puerto, seguiré engañándome pensando que aún te importo.

TIRAR LA TOALLA

Siempre me ha gustado más la expresión tirar la toalla, que rendirse. En el fondo tienen el mismo significado, pero creo que es menos derrotista, porque uno no tira la toalla para quedarse tal cual, la suelta para coger otra; es quitarse el pijama, calzarte tus zapatos de tacón y salir a la calle para volver a correr, para seguir andando, aunque sea en otra dirección.

¿Cómo sabe uno que ha llegado el momento de tirar la toalla?. Tirar la toalla, ¿es de valientes o de cobardes?

Cuando uno empieza a hacerse estas preguntas desde el lunes, y el viernes por la tarde, se las sigue haciendo… y pasa una semana, y llega de nuevo el viernes y entre cañas y hamburguesas sigue pensando en trazar la línea en el mapa que le ayude a huir, ¿es entonces el momento? ¿es huir o es seguir andando en la misma dirección?

Esto de huir y empezar otra vez, ¿depende de la naturaleza de cada uno? A veces me pregunto si algunos tenemos algo en el espíritu que nos impide estarnos quietos o es que realmente nos lo merecemos.

Aire, aire... necesito aire.

SE QUEDAN CONMIGO

Cuando te fuiste pensé que te llevarías contigo mis palabras, dichos, refranes, canturreos, susurros y secretos. Pensé que me quedaría muda, ciega y sorda. Peor aún, pensé que me quedaría cuerda.

Pero anoche, cuando la luz de quienes me cuidan se colaba bajo la puerta entendí que en realidad no es que te hubieses llevado todo, sino justamente lo contrario: habías dejado todas mis palabras por ahí, dispersadas por la alfombra, como un rompecabezas esperando ser armado.

Más por curiosidad que por ganas, me levanté de la cama y busqué bajo el sillón una caja nueva de piezas y las lancé al techo para ver qué pasaría con ellas. Chocaron unos contra otras, se perdieron en el aire por un instante y cayeron al suelo. Unos cuantos golpes en los bordes y un poco de dolor en el centro pero, en contra de lo que yo pensaba, siguen vivas y deseosas de armar textos.

Así que, desde entonces hasta no sé cuándo, te escribiré cada tres décadas o dos minutos, te desescribiré nunca o para siempre, te amaré y desarmaré, haré de ti y de mi, playa o mar.

Llévate lo demás. No importa. Mi locura y mis letras se quedan conmigo.

SI ENTENDIERAS

Si entendieras que lo que yo sentía era verdadero...
Si entendieras que destruiste mi corazón en cientos de fragmentos que gritan tu nombre
Si entendieras que por primera vez me había ilusionado con el futuro
Si entendieras que ahora nada me emociona como antes
Si entendieras que ese juego cruel de querer que me odies... es sólo la forma de tratar de seguir adelante...
Si entendieras que soy yo la que ha perdido... y tú el triunfador... a pesar de querer hacerte creer que me has perdido por completo
Si entendieras cuán profundo es este dolor...
Si entendieras que mis noches son tuyas... y que mis sueños están empapados en ti...
Si tan sólo... hubieras podido entender alguna vez lo que traté de decirte...

TE SENTÍA SIEMPRE TAN CERCA...

Te sentía siempre tan cerca... Con las manos me abrías el pecho y me soplabas por dentro. Luego me cosías, despacio, como un artesano, punto a punto, yo sentía la aguja y dolía. Dejabas dentro tu aliento, calentándome el alma, entibiándome el cuerpo.

Tú me soplabas y yo era una flor, mi polen volaba y mi sangre corría.

Después, cuando no estabas, sólo quedaba la herida, punto a punto, yo la sentía y dolía. Sentía el frío que sigue al aliento y dolía, todo dolía cuando no estabas, hasta el aire dolía...

MENTÍ EN TODAS MIS RESPUESTAS

Y si te lo digo, es porque tú lo supiste desde siempre;

tenías esa forma sutil de saber lo que estaba pensando,

de imaginar  mis pies buscándote bajo las sábanas,

y de adivinar, siempre atinando, los sonidos de mi mirada.

 

Fuiste el único al que le permití ver

dentro, fuera, de cabeza, de lado y de espaldas

los misterios, secretos y verdades de esta mujer alada.

 

Dejo mis recuerdos guardados en el cajón,

porque la verdad es que no soporto la idea

de volar con las alas rotas, durante la noche sin ti,

la única persona capaz de vivirme o matarme.

 

Me preguntaron por qué me iba…

y mentí en todas y cada una de mis respuestas

ÉL

Entró en mi vida y la marcó para siempre, irrumpió como un huracán, sin avisar. Me pilló desprevenida. Fue algo breve, intenso.

Odio el dolor, me da miedo, lo rehúyo y entonces no vivo. Elegí no sentir nada. Disimular es un arte que aprendí muy bien, enroscarme en otras personalidades y no dejar salir la mía. Borrar todos mis sentimientos. No quise perdonar, no fui capaz. Y no pude exigir que me perdonaran.

Ha pasado el tiempo y sigo buscándole, sueño que nos encontramos por casualidad, tropezamos en una esquina de la ciudad, cruzando la calle, en un semáforo, en el instante que cambia de color.

Mil situaciones y ninguna real, todas soñadas, inverosímiles. Él ha estado aquí, desde siempre, y se ha ido, para siempre.

MIS SANDALIAS BLANCAS

Mis sandalias blancas están cansadas,
gastadas, despintadas, tristes, roídas,
heridas, dolidas, perdidas y llorando.

Las pobres me piden a gritos que las abandone
junto al resto de los zapatos viejos y sin agujetas
porque dicen que están cansadas de andar
los viejos caminos conmigo pero sin tí.

Lo que ellas no saben es que no las dejaré
porque temo, desde el fondo de mi alma,
que a las nuevas les caigas tan bien
que no puedan evitar seguirte otra vez…

CONFETI

Hubo un día en que salté por los aires. Salté y me dejé mecer hasta el suelo. Salté en mil pedazos y cada uno tenía todo lo que podía ser: un beso, un recuerdo, un sueño imposible, un deseo cumplido, una caricia... 

Fue el día en que me deshice de los malos ratos pasados durante meses, las pesadillas que me atormentaban, los silencios, las miradas vacías y las malas contestaciones que hicieron que se me marcara el cansancio, el dolor y las heridas. Y es que todo había terminado. Y yo sólo lloro al final de las películas.

Ese día, en el que sólo fui confeti, porque ya no tenía fuerzas para más, dormí sola. Sin cuento, sin abrazo, sin llamada deseándome felices sueños. Sin susurros y sin besos. Sin ganas y sin fuerzas, me quedé dormida. Débil y tan agotada como un juguete al que se le han acabado las pilas.

Sí, es verdad que exploté. Y también es verdad que me convertí en confeti. Me niego a desaparecer sin hacer una fiesta, aunque sea en el último momento. Y aunque fue complicado, sobre todo porque se perdieron algunos de los trocitos de papel más importantes, conseguí recoger el confeti, papel a papel, hasta volver a hacer de nuevo el folio.

Al principio estaba un poco feo, pero después lo he planchado para estirarlo un poco y quitarle las arrgugas, lo he pintado de vivos colores, he rellenado los trocitos que quedaban vacíos. Ahora tengo un folio diferente, empiezo desde cero de nuevo, pero ahora que ya va quedando mejor, al leerlo veo que aún hay cosas hermosas escritas. 

LIBERTAD

Libertad es elegir. Elegir lo que queremos, cómo, dónde y cuándo lo queremos. Aunque ser libre para elegir algo no significa que vayamos a conseguirlo.

Mi libertad fue estar contigo, la tuya fue estar sin mí.

Libertad es elegir, aunque elijamos el infierno.

RESFRIADA

Mis ojos llorosos tienen ahora el pretexto perfecto para llorar tu ausencia sin que nadie lo note, y mi boca seca puede darse el lujo de pasearse por las calles, sin tener que dar explicaciones sobre ti.

Mis piernas pueden enredarse con las sábanas y se sienten bien, casi tan bien como si estuviesen enredadas con las tuyas, y mis manos pueden ahora temblar sin cesar de ganas de ti, sin que se advierta.

Mi cuello puede sudar frío de ganas de besos que no me diste, sin que lo imagines y mi cuerpo entero puede estremecerse constantemente sin tener tus brazos a mi alrededor.

Después de estornudarte durante tres días, quizás mi gripe haya dejado de ser enfermedad para convertirse en una limpiza del alma.

UNA DE LETRAS

No eres mi perro
y no te puedo llevar
con correa a pasear
para que no te vayas.

Y yo no puedo evitar
que dentro del corazón
te hayas quedado a vivir en mis recuerdos.

No eres la parte que me falta para ser una persona.
Eres la duda de mi mente cuando me voy a la cama.

Ayer entré en el hueco donde estás
con una excavadora
para echarte de mi mundo
y encerrarte donde no te pueda ver.

Ayer entré y me encontré junto a tu cuerpo
un cartel que dice: “No tocar”,
y no sé cómo hacer.

Eres la sombra
que oscurece la luz
de mi sala de estar
cuando no pienso en nada.

Después de ayer pensé
no volverte a ver
almacenando tu amor entre mis cosas.

Nena Daconte. "No eres mi perro"

EL ÚLTIMO BESO

Anoche, al pensar en ti, como cada noche, recordé nuestro último beso.

 

Parte del encanto del último beso, es ése, no saber que es el último. Pensar que es simplemente otro y que mañana vendrán más.

 

No soy capaz de imaginarme besándote sabiendo que será el último, que después de ese no habrá más, que no te volveré a ver, que desaparecerás de mi vida... habría sido doloroso besarte sintiendo que se me escapa la vida, que te llevas el aire que respiro, que me arrancas el corazón...

 

Sin saber que era el último, hoy lo recuerdo como un beso tierno, un beso casi por casualidad, mis labios y los tuyos pasaban por ahí y se juntaron. ¿Sabes? Habría hecho cualquier cosa con tal de un beso más.

 

Lanzo una pregunta al aire para que la conteste quien quiera: ¿Te habría gustado saber que era el último o, en caso de que lo supieras, habrías preferido no saberlo?

FANTASMAS DEL PASADO

Hoy me he levantado rodeada de fantasmas de un pasado que creía haber superado. Han vuelto a mí un millón de  recuerdos tristes. Noto abiertas heridas que creía cicatrizadas. Y como si de nada hubiese servido todo este tiempo, descubro que hay cosas que me siguen doliendo, que aún siento lo mismo.

Hoy me duele ayer.

CASO OMISO

Hice caso omiso de las órdenes obligadas y
escribí tu nombre con todas sus letras una vez más,

prometiendo que sería la última que lo haría.

Ate
las mentiras por debajo de la cama,
envolví mi cuello con la estola rosa de plumas
y canté desafiando una tarde de lluvia.

P
orque sabía que durante la noche te encontraría
sin gastar un gramo de energía en buscarte
y sin emitir un sólo sonido de mi boca cansada.

MÁS FOTOS, MENOS LETRAS

A veces me gustaría escribir con más fotos y ver con menos letras, pero me da miedo que, algún día, cuando el huracán haya pasado, confundir un amanecer con un anochecer y descubrir que te sigo esperando.

OTRA VEZ

Otra vez he recordado nuestras conversaciones y después he vuelto a llorar, rebuscando en mi memoria, otra vez.  

Y otra vez he soñado en voz alta con tu cuerpo amándome y me he encontrado despierta al alba, sola, otra vez. 

Ya no sé cuándo te fuiste, si hace un año, o fue ayer, sólo sé que no me llamas, otra vez. Y que sufro y que te quiero, necesito de tu piel.

Sin querer, casi te odio, otra vez. Otra vez despierta al alba…

TE ECHO DE MENOS

Sé que fui yo quien dio el primer paso de todo esto, quien dijo que debías irte, que era lo mejor, y aunque sigo pensando lo mismo, nada es igual desde que te has ido. Hoy tú navegas por el Mediterráneo y a mi nuestra casa se me cae encima. 

Nadie me despierta con el desayuno preparado, nadie me da los buenos días, nadie se me cuela en la ducha, nadie me riñe por dejar la ropa tirada en la silla, nadie me dice que deje la puerta de la cocina abierta porque se concentra todo el calor y se va a estropear el frigorífico… 

Cuando vuelvo del trabajo, la casa sigue vacía. Me siento en el sillón que compramos después de dar miles de vueltas y pedir un coche prestado porque en el nuestro no cabía, y miro el rincón en el que tampoco estás.  

Aunque yo era tu memoria, hoy se me olvida todo, no recuerdo poner la alarma al salir de casa, ni de bajar la basura o recoger el correo, se me olvida que el vídeo está en medio del pasillo, dónde están mis sandalias y con qué mano se coge el tenedor... 

Y es que, aunque es lo mejor que podíamos hacer, te echo de menos.

ESTOY ENFADADA

Hoy he hecho un gran descubrimiento: ya no me dueles, ahora estoy enfadada contigo. 

No soy una persona que se enfade con facilidad, es más, suelo pecar de pasota porque prefiero dejar las cosas correr. Y si se da el raro caso de que me enfade, soy como una botella de champán: estallo, pero la explosión dura sólo un par de minutos. 

Lo más curioso de todo, es que no recuerdo cómo hemos llegado a esta situación y ni siquiera soy capaz de recordar por qué estoy enfadada. 

Una cosa más: te perdonaré, siempre lo hago, de hecho, ya estás perdonado, pero no creo que nada vuelva a ser igual.