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LETRAS HUECAS

Echando la vista atrás

LA NOCHE

La noche cómplice más de una mil y una historias
la noche en que te vi, se grabó en mi memoria

La noche de San Juan donde queman los recuerdos
esa noche fue tu magia quien convirtió, mis secretos en tus besos

La noche en que tus manos abrieron todas las puertas
la noche en que tus dedos hicieron recta la senda

La noche de San Juan donde queman los recuerdos
esa noche fue tu magia quien convirtió, mis secretos en tus besos

LLUVIA

Me gustan las tardes de lluvia como hoy, de esas en las que me puedo sentar en un sillón con una taza de chocolate a ver la lluvia caer y mirar cómo las gotas se deslizan por los cristales de mi ventana.

Viendo la lluvia caer a través de la ventana he vuelto a recordar los días que pasé junto a ti. He vuelto a mirar ahí, donde me sentaba siempre, en el viejo sofá donde vi salir el sol tantas veces.

Pero ni tú eres tú ni yo soy aquella. Sólo me queda el vago recuerdo de caricias en mi espalda mientras soñaba despierta susurrándote palabras de amor.

Me gustaría verte sólo para imaginar qué pasaría si te dijera lo que pienso de aquellos dos que pasean por mi memoria.

FELIZ NAVIDAD

La fecha del 25 de diciembre como día de Navidad se fijó en el siglo IV. Estudios astronómicos, sumados al descubrimiento documental de 1947 sugieren que la Navidad debiera festejarse entre el 14 y el 15 de septiembre.

La estrella de Belén debió ser un fenómeno astronómico relevante para empujar a los magos a cruzar miles de kilómetros. Desde el siglo XVII los astrónomos se inclinan por una triple conjunción planetaria de importancia, esto es, una reunión de tres planetas lentos en el mismo lugar del cielo, lo que desde la óptica terrestre se vería como una luz muy potente.

Descartados Urano, Neptuno y Plutón (al que además han desposeído de su título de planeta), de los que nada se supo antes del telescopio, y Venus y Mercurio, cuyo paso es efímero, los más lentos y visibles pudieron ser Saturno, Júpiter y Marte.

Así las cosas, la estrella de Belén habría sido una triple conjunción Marte-Júpiter-Saturno.

La polémica entre 25 de diciembre y 14 de septiembre sigue abierta pero, en cualquier caso y, por si las moscas, feliz navidad.

¿TE ACUERDAS DE AQUELLOS TIEMPOS?

Aquellos tiempos en los que las decisiones importantes se tomaban mediante un práctico…”Pito, pito, gorgorito, ¿dónde vas tú tan bonito?... Pim pam pum fuera!”? 

Se podían detener las cosas, cuando se complicaban mucho, con un simple “No ha valido”. Los errores se arreglaban diciendo simplemente “Empezamos otra vez”. Las discusiones terminaban con un “¡BIEEEEEEN!”.

El peor castigo y condena era que te hicieran escribir cien veces “No debo/no volveré a…”. 

Tener mucho dinero significaba sólo poder comprar más casas jugando al monopoly, o comprarte un helado, o una bolsa de chucherías a la salida del cole. Hacer montañas de arena en la playa podía mantenernos felizmente ocupados durante toda una tarde. 

Siempre había una forma de salvar a todos tus amigos. Bastaba con un grito de “¡por mi! ¡por todos mis compañeros y por mi primero!”. No era raro tener dos o tres mejores amigos. 

"Es muy viejo", y con esa frase nos referíamos a cualquiera que tuviera más de veinte años. Siempre descubríamos nuestras más ocultas habilidades a causa de un “¿A que no sabes hacer esto?”.

No había nada más guay y prohibido que jugar con fuego. A pesar de que algún mayor dijera que luego nos íbamos a hacer pis en la cama. 

"¡Tonto el último!" era el grito que nos hacía correr como locos hasta que sentíamos que el corazón se nos salía por el pecho. Polis y cacos era sólo un juego para el recreo y, por supuesto, era mucho más divertido ser ladrón que policía. 

Los globos de agua eran la más moderna, poderosa y eficiente arma que jamás se hubiera inventado. La desilusión era sólo haber sido elegidos últimos para el equipo del cole. La red de una cancha de tenis era de la altura perfecta para jugar al voley. Las reglas tampoco importaban demasiado. 

Los hermanos y primos mayores eran el peor de los tormentos, pero también los más celoso, fieles y feroces protectores (¡qué habría sido de nosotros sin ellos!). Nunca faltaban los caramelos que tiraban los Reyes Magos en Navidad, ni las monedas o billetes que nos dejaba el ratoncito Pérez bajo la almohada, y todo a cambio de un diente de leche. 

"Guerra" sólo significaba arrojarse tizas y bolas de papel durante las horas libres de clase, pues la guerra era algo que había sucedido antes de que naciéramos, y dábamos por sentado que nunca más volvería a suceder. Los helados, por supuesto, constituían el grupo de alimentos básicos y esenciales. 

La bici se transformaba en una poderosa supermoto con sólo poner unos cartones pintados alrededor de su cuadro, o chapitas destellantes entre los radios de las ruedas… y quitarle las ruedas pequeñas era un gran paso adelante en nuestra madurez. 

Hacer cabañas de ramas cuando íbamos de excursión al campo nos entretenía durante horas, hasta que venían a avisarnos de que teníamos que irnos y llorábamos desconsolados. Atábamos la comba a la pata de un banco para que sólo uno de nosotros tuviera que sujetarla y así poder jugar. Cruzar la comba mientras se saltaba era todo un logro. 

Nos creíamos superman y nos poníamos el babi del cole a modo de capa mientras subíamos cualquier escalón deseando poder volar como ellos. Romper con aquel novio que tenías desde parbulitos no era más que un “no juego contigo más” y al día siguiente todo volvía a ser como siempre. 

Todas estas simples cosas nos hacían felices. No necesitábamos nada más: un balón, una comba y dos amigos con los que hacer el ganso durante todo el día. 

Ojalá pudiéramos volver a tener alma de niños.