CASO OMISO
Hice caso omiso de las órdenes obligadas y
escribí tu nombre con todas sus letras una vez más,
prometiendo que sería la última que lo haría.
Ate las mentiras por debajo de la cama,
envolví mi cuello con la estola rosa de plumas
y canté desafiando una tarde de lluvia.
Porque sabía que durante la noche te encontraría
sin gastar un gramo de energía en buscarte
y sin emitir un sólo sonido de mi boca cansada.
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