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LETRAS HUECAS

DESTINO

Da igual un metro o mil kilómetros cuando no se tiene idea del lugar al que se quiere llegar.

PRIMER AVISO

Este fin de semana hemos recibido el primer aviso de que el verano está en su recta final, para alegría de unos y desgracia de otros.

Odio esta sensación de no saber muy bien qué tipo de ropa ponerme popr las mañanas, si de verano o de invierno. Si te pones ropa de verano, te puedes quedar helado si resulta que el invierno da su segundo aviso, pero si te vistes de invierno y al final resulta que era una falsa alarma, te achicharras.

Creo que no soy la única que sufre esta especie de "desconcierto estacional". Esta mañana, al venir a trabajar, he visto desde sandalias y camisetas de tirantes, hasta cazadoras y botas, pasando por chaquetas finitas.

Por suerte, esta mañana he acertado con el atuendo. Lo malo es que acertar hoy no implica necesariamente que acierte mañana, así que, ya os contaré qué tal se me ha dado. 

FANTASMAS DEL PASADO

Hoy me he levantado rodeada de fantasmas de un pasado que creía haber superado. Han vuelto a mí un millón de  recuerdos tristes. Noto abiertas heridas que creía cicatrizadas. Y como si de nada hubiese servido todo este tiempo, descubro que hay cosas que me siguen doliendo, que aún siento lo mismo.

Hoy me duele ayer.

MI NUEVA CASA

¿No notas el olor a nuevo? ¿El olor de la pintura?

Aún estoy intentando acostumbrarme a mi blog, mi nueva casa en la que puedes encontrarme desde hace un par de meses. Todavía no conozco todos sus rincones, y los muebles aún no están en su sitio definitivo, pero poco a poco me voy haciendo con ella, un cuadro aquí, un sillón allá...

Voy poniendo cosas que van consiguiendo un ambiente acogedor e íntimo aunque tampoco quiero pasarme, no sea que quede tan íntimo que te sientas un intruso. La idea es que al final cualquiera se sienta tan a gusto como en su casa.

AGOBIO

Hoy estaba agobiada, muy agobiada por muchos temas que tenía pendientes de cerrar. Cuando el agobio estaba a punto de convertirse en histeria alguien me ha dicho:

"Tranquila, el mundo gira sin necesidad de que tú lo empujes"

 

HIPOTECA

Hace meses que vengo siguiendo varios blogs, pero no ha sido hasta hace poco cuando me he decidido a empezar a hacer comentarios. No es que antes no tuviese nada que comentar al respecto, pero no me apetecía demasiado comentar.

Me pasa lo mismo que con los enlaces. Desde mi página sólo hay un enlace y mi idea no es mantenerlo así, sino ir poniendo enlaces a los blogs que, de una manera o de otra, llaman mi atención (como todo, es bastante susceptible de cambiar). Cuando visito esos blogs que mencionaba antes siempre veo unos cuantos enlaces a las personas que dejan comentarios y que en los blogs enlazados, igualmente hay comentarios del autor del blog inicial -hay premio si has conseguido entender esta frase a la primera-.

No sé si se enlazan unos a otros porque les gustan sus respectivos blogs o porque "como yo te enlazo a ti, tú me enlazas a mi" o si esa misma situación se da en los comentarios, "como yo te comento, tú me comentas".

Ha sido en este momento cuando he descubierto que, lo reconozco, me gusta que alguien entre en mi blog, lo lea y comente, no quiero que se haga para pagar esa hipoteca por haber dejado algo escrito en el blog de alguien.

Resumiendo, el que quiera comentar, que comente, el que no, pues no.

CASO OMISO

Hice caso omiso de las órdenes obligadas y
escribí tu nombre con todas sus letras una vez más,

prometiendo que sería la última que lo haría.

Ate
las mentiras por debajo de la cama,
envolví mi cuello con la estola rosa de plumas
y canté desafiando una tarde de lluvia.

P
orque sabía que durante la noche te encontraría
sin gastar un gramo de energía en buscarte
y sin emitir un sólo sonido de mi boca cansada.

LO PROMETIDO ES DEUDA

LO PROMETIDO ES DEUDA

MÁS FOTOS, MENOS LETRAS

A veces me gustaría escribir con más fotos y ver con menos letras, pero me da miedo que, algún día, cuando el huracán haya pasado, confundir un amanecer con un anochecer y descubrir que te sigo esperando.

UNA DE MANÍAS

He perdido a un par de mis mejores amigos porque yo me he vuelto más drástica, ellos más intolerantes y a ambos lados más cabrones. Existen sólo dos hombres en mi vida autorizados a regañarme y a los que perdonaría cualquier cosa. Tengo más amigos hombres que mujeres.

Disfruto de lo lindo en bares de mala muerte charlando con el primero que se me acerque, pero no me importa tener que arreglarme para ir a una fiesta formal.

Adoro el frío y no me importa que se me congelen los pies si hacer que me entren en calor significa no poder andar descalza. Me es complicado dormir con alguien. Odio desmaquillarme, no me importa parecer un mapache al día siguiente.

Siempre me fijo en los demás. Jamás olvido una cara. Le tengo pánico a las alturas y a cualquier bicho de menor tamaño que un gato.

Amo el romanticismo, pero odio la cursilería. Soy más perfeccionista de lo que parezco, pero menos radical de lo que se me ve. Tengo obsesión por controlar las situaciones. Ah, y que me haya salido una arruga tampoco me preocupa tanto.

MI PRIMERA ARRUGA

Me ha salido una arruga. Mi primera arruga. Parece que los años empiezan a notarse. 

Tras este dramático descubrimiento no me ha quedado más remedio que adentrarme en el mundo de las cremas, cosa que, hasta hoy, quitando la crema hidratante normal y corriente, era terreno desconocido para mí. Sobra decir que no creo que ninguna crema te las quite, por mucho retinol activo, caviar, calcio, etc. que lleven. 

Hay cremas para el contorno de ojos, ampolla flash, de día, de noche, nutritiva -¿será que se come?-, decontractor de arrugas, rellenador de colágeno, efecto lifting, descongestionante, reguladora, clarificante, con textura de mousse, en spray, en gel…  

Sólo se me ocurre un mundo más complicado que el de las cremas, el de las compresas: con alas, sin alas, de día, de noche, con absorción normal, plus, ultra… 

Conclusión: ¡Qué difícil es ser mujer!.

FELIZ NAVIDAD

La fecha del 25 de diciembre como día de Navidad se fijó en el siglo IV. Estudios astronómicos, sumados al descubrimiento documental de 1947 sugieren que la Navidad debiera festejarse entre el 14 y el 15 de septiembre.

La estrella de Belén debió ser un fenómeno astronómico relevante para empujar a los magos a cruzar miles de kilómetros. Desde el siglo XVII los astrónomos se inclinan por una triple conjunción planetaria de importancia, esto es, una reunión de tres planetas lentos en el mismo lugar del cielo, lo que desde la óptica terrestre se vería como una luz muy potente.

Descartados Urano, Neptuno y Plutón (al que además han desposeído de su título de planeta), de los que nada se supo antes del telescopio, y Venus y Mercurio, cuyo paso es efímero, los más lentos y visibles pudieron ser Saturno, Júpiter y Marte.

Así las cosas, la estrella de Belén habría sido una triple conjunción Marte-Júpiter-Saturno.

La polémica entre 25 de diciembre y 14 de septiembre sigue abierta pero, en cualquier caso y, por si las moscas, feliz navidad.

DE VUELTA

Todo lo bueno se acaba y, como todo, se me han acabado las vacaciones sin nada destacable: levantarme tarde, playita, aperitivo, siesta, montones de libros para quedarme hasta las tantas leyendo y poco más. 

Lo más sorprendente ha sido volver a mi playa y ver peces en las olas. Llevo veraneando toda mi vida allí y nunca hasta este año los había visto y eran preciosos, diminutos pececitos de unos cinco o seis centímetros que te rodeaban mientras te bañabas. 

En julio, al recordar que me dijiste que habías estado allí, sentí que me habías robado MI playa, la sentí sucia, contaminada… Por suerte, al volver, la he vuelto a sentir mía. Hace falta mucho más que tú para robarme mi playa.

¿TE ACUERDAS DE AQUELLOS TIEMPOS?

Aquellos tiempos en los que las decisiones importantes se tomaban mediante un práctico…”Pito, pito, gorgorito, ¿dónde vas tú tan bonito?... Pim pam pum fuera!”? 

Se podían detener las cosas, cuando se complicaban mucho, con un simple “No ha valido”. Los errores se arreglaban diciendo simplemente “Empezamos otra vez”. Las discusiones terminaban con un “¡BIEEEEEEN!”.

El peor castigo y condena era que te hicieran escribir cien veces “No debo/no volveré a…”. 

Tener mucho dinero significaba sólo poder comprar más casas jugando al monopoly, o comprarte un helado, o una bolsa de chucherías a la salida del cole. Hacer montañas de arena en la playa podía mantenernos felizmente ocupados durante toda una tarde. 

Siempre había una forma de salvar a todos tus amigos. Bastaba con un grito de “¡por mi! ¡por todos mis compañeros y por mi primero!”. No era raro tener dos o tres mejores amigos. 

"Es muy viejo", y con esa frase nos referíamos a cualquiera que tuviera más de veinte años. Siempre descubríamos nuestras más ocultas habilidades a causa de un “¿A que no sabes hacer esto?”.

No había nada más guay y prohibido que jugar con fuego. A pesar de que algún mayor dijera que luego nos íbamos a hacer pis en la cama. 

"¡Tonto el último!" era el grito que nos hacía correr como locos hasta que sentíamos que el corazón se nos salía por el pecho. Polis y cacos era sólo un juego para el recreo y, por supuesto, era mucho más divertido ser ladrón que policía. 

Los globos de agua eran la más moderna, poderosa y eficiente arma que jamás se hubiera inventado. La desilusión era sólo haber sido elegidos últimos para el equipo del cole. La red de una cancha de tenis era de la altura perfecta para jugar al voley. Las reglas tampoco importaban demasiado. 

Los hermanos y primos mayores eran el peor de los tormentos, pero también los más celoso, fieles y feroces protectores (¡qué habría sido de nosotros sin ellos!). Nunca faltaban los caramelos que tiraban los Reyes Magos en Navidad, ni las monedas o billetes que nos dejaba el ratoncito Pérez bajo la almohada, y todo a cambio de un diente de leche. 

"Guerra" sólo significaba arrojarse tizas y bolas de papel durante las horas libres de clase, pues la guerra era algo que había sucedido antes de que naciéramos, y dábamos por sentado que nunca más volvería a suceder. Los helados, por supuesto, constituían el grupo de alimentos básicos y esenciales. 

La bici se transformaba en una poderosa supermoto con sólo poner unos cartones pintados alrededor de su cuadro, o chapitas destellantes entre los radios de las ruedas… y quitarle las ruedas pequeñas era un gran paso adelante en nuestra madurez. 

Hacer cabañas de ramas cuando íbamos de excursión al campo nos entretenía durante horas, hasta que venían a avisarnos de que teníamos que irnos y llorábamos desconsolados. Atábamos la comba a la pata de un banco para que sólo uno de nosotros tuviera que sujetarla y así poder jugar. Cruzar la comba mientras se saltaba era todo un logro. 

Nos creíamos superman y nos poníamos el babi del cole a modo de capa mientras subíamos cualquier escalón deseando poder volar como ellos. Romper con aquel novio que tenías desde parbulitos no era más que un “no juego contigo más” y al día siguiente todo volvía a ser como siempre. 

Todas estas simples cosas nos hacían felices. No necesitábamos nada más: un balón, una comba y dos amigos con los que hacer el ganso durante todo el día. 

Ojalá pudiéramos volver a tener alma de niños. 

OTRA VEZ

Otra vez he recordado nuestras conversaciones y después he vuelto a llorar, rebuscando en mi memoria, otra vez.  

Y otra vez he soñado en voz alta con tu cuerpo amándome y me he encontrado despierta al alba, sola, otra vez. 

Ya no sé cuándo te fuiste, si hace un año, o fue ayer, sólo sé que no me llamas, otra vez. Y que sufro y que te quiero, necesito de tu piel.

Sin querer, casi te odio, otra vez. Otra vez despierta al alba…

UN LUGAR EN EL MUNDO

Me gustaría saber cómo hace una para saber cuál es su lugar. Yo por ahora no lo tengo. Supongo que me daré cuenta cuando esté en un lugar y no me pueda ir. Supongo que será así: aparecerá.

Todavía tengo tiempo de encontrarlo.

TE ECHO DE MENOS

Sé que fui yo quien dio el primer paso de todo esto, quien dijo que debías irte, que era lo mejor, y aunque sigo pensando lo mismo, nada es igual desde que te has ido. Hoy tú navegas por el Mediterráneo y a mi nuestra casa se me cae encima. 

Nadie me despierta con el desayuno preparado, nadie me da los buenos días, nadie se me cuela en la ducha, nadie me riñe por dejar la ropa tirada en la silla, nadie me dice que deje la puerta de la cocina abierta porque se concentra todo el calor y se va a estropear el frigorífico… 

Cuando vuelvo del trabajo, la casa sigue vacía. Me siento en el sillón que compramos después de dar miles de vueltas y pedir un coche prestado porque en el nuestro no cabía, y miro el rincón en el que tampoco estás.  

Aunque yo era tu memoria, hoy se me olvida todo, no recuerdo poner la alarma al salir de casa, ni de bajar la basura o recoger el correo, se me olvida que el vídeo está en medio del pasillo, dónde están mis sandalias y con qué mano se coge el tenedor... 

Y es que, aunque es lo mejor que podíamos hacer, te echo de menos.

ESTOY ENFADADA

Hoy he hecho un gran descubrimiento: ya no me dueles, ahora estoy enfadada contigo. 

No soy una persona que se enfade con facilidad, es más, suelo pecar de pasota porque prefiero dejar las cosas correr. Y si se da el raro caso de que me enfade, soy como una botella de champán: estallo, pero la explosión dura sólo un par de minutos. 

Lo más curioso de todo, es que no recuerdo cómo hemos llegado a esta situación y ni siquiera soy capaz de recordar por qué estoy enfadada. 

Una cosa más: te perdonaré, siempre lo hago, de hecho, ya estás perdonado, pero no creo que nada vuelva a ser igual.

NO PROMETO NADA

Llevo prácticamente una semana sin escribir nada en el blog, lo sé, soy plenamente consciente de ello. No voy a decir que me he dedicado a reflexionar sobre qué escribir, porque nada más lejos de la realidad. Cuando me lancé a la aventura de crear un blog lo hice pensando que escribiría lo que me diera la gana y cuando me diera la gana. 

No pretendo tener fieles lectores (aunque reconozco que mi ego se sentiría gratamente complacido), sentar cátedra con mis opiniones o falta de ellas, ni siquiera pretendo estar satisfecha con lo que escribí ayer o anteayer porque, como todo, cualquier opinión es susceptible de cambiar en función de la situación personal que haya alrededor.  

Sólo prometo tres cosas: que cualquier cosa que escriba será algo que sienta en ese momento, que no borraré nada que ya haya publicado, aunque pasado el tiempo no me guste leerlo y que escribiré siempre que pueda o tenga algo que contar.

NO ESCRIBO SÓLO PARA MI

Cuando empecé a escribir este post, era sobre un tema totalmente diferente, hasta que me hice una pregunta, si escribo para mi, ¿por qué lo escribo en un blog donde, aparte de mi, lo puede leer cualquiera?.

Pues bien, escribo para mi, pero no sólo. Quiero decir, que mi necesidad de expresarme va más allá que decirme cosas a mi misma, sino que necesito que me lean, aunque no sepa si alguien lo lee o desconozca quién es ese alguien que me lee.

Supongo que todos, en uno u otro momento hemos oído eso de que si un árbol se cae en medio de un bosque y no hay nadie para escucharlo, ¿hace ruido?. Resumiendo, si en algún momento este árbol cae en medio del bosque, quiero que haya alguien cerca para que pueda decir si hice ruido o no.